El nacimiento del increíble Monigote viviente se remonta a los primeros tiempos de la revista. Golfiño, en una de sus aventuras, utiliza un lápiz expuesto a una dosis masiva de rayos cósmicos (ya que se empleaba para crear historietas de superhéroes), y hace con él una caricatura del dibujante. El retrato cobra vida de forma sorpresiva y, animado por un odio intenso a su creador, consigue arrebatarle el lápiz, con el cual tiene el poder de hacer realidad cualquier cosa que dibuje (¡aunque lo haga fatal!). El Monigote fue confinado en un armario de los sótanos de la editorial después de una dura batalla, pero ninguna cárcel es lo suficientemente segura para contenerlo y logra escapar durante la refriega entre Golfiño y los Cuacuánidos. Actualmente se desconoce su paradero.